¿Qué se podrá decir de Los Tres que no esté ya dicho? Probablemente nada nuevo, pero de igual forma haremos el intento. En esta entrega reseñamos el primer disco del cuarteto penquista, Los Tres, grabado y lanzado en 1991.

Durante 1991 pasaban muchas cosas. En Chile, el retorno a la democracia estaba en curso, y en el hemisferio norte, se caía la Unión Soviética. Y es en estos escabrosos tiempos de cambio y renovación que la agrupación supo lanzar uno de los mejores discos chilenos de la historia. Para empezar, la banda establece un mantra que parece ser aplicable a una montonera de grupos de amigos que se alborotan cuando toman: Somos Tontos, No Pesados. El contrabajo de Titae hace la pega de llevar el groove de este tema al siguiente nivel y no despegarte nunca de la voz de Henríquez, que una y otra vez aclara que si te dan la impresión de ser mala onda, no los son, es solamente la estupidez inherente.

Avanzamos con El Haz Sensor. Los Tres nos llevan aquí a un tempo notoriamente más apresurado, con la batería de Pancho Molina rellenando los breves silencios que la canción presenta. El título viene siendo un evidente juego de palabras con el ascensor, y ese nombre le quedaría bien, ya que es el tema más corto del disco. Te subes, y en unos intensos dos minutos y medio, te bajas, con solo de Ángel Parra incluido. Una buena entrega para prepararte para lo que viene después, Sudapara.

Sudapara mi una vez

Para mi, uno de los mejores temas de este álbum. Si bien puede ser que Los Tres no quepan totalmente en la etiqueta del rockabilly, Sudapara te da una idea de lo que la banda podría hacer si se dedicara a tal género. Pero Los Tres se dedican a más que eso. En poco menos de tres minutos, este tema destaca por su intensidad y por su brillante letra: “Sudapara mi una vez más cariño, sudapara mi una vez más – Como un militar mirando cuadros de Dalí esperando volver nunca más”. Demuestran en esta canción una capacidad de emular a los más viejos rocanroleros sin perder la impronta que destaca a la agrupación: el virtuosismo.

Continuamos con Flores Secas. El inicio de esta canción es más relajante que un diazepam, con el contrabajo dando el pase para que Henríquez enuncie sus tersas sílabas y Parra complemente con una guitarra a la Wes Montgomery. Lentamente, el tema va subiendo la intensidad, hasta explotar en un solo de guitarra extraordinario. El solo termina, Los Tres nos dan una breve pausa para reagruparnos, y la explosión continúa. Ya alrededor del minuto 4 con 30 segundos, la canción vuelve a un humor templado, y de a poco se va suavizando hasta terminar.

Todo se disfraza de poesía

La transición a la próxima canción, Pájaros de Fuego, es tal que podrías no darte cuenta que pasaron de un tema a otro. De hecho, me tomó más de una oportunidad notar en qué preciso instante termina una y empieza la otra. Marcada por un temple melancólico, Pájaros de Fuego es una canción relajante pero sumamente interesante, viajando por acordes que escalan hasta disiparse en un outro donde destaca el trabajo hecho por Titae y un plácido solo de guitarra.

La Primera Vez es una poética y virtuosa forma de canción protesta. En base a su letra, algunos argumentan que esta canción está dirigida al difunto dictador Augusto Pinochet, y no sería sorprendente si nos fijamos en alguno de los versos que se esgrimen: “Nauseabundo de traiciones – Vomitaste en sus caras – Y no pensaste que tal vez volverían por tí – Esas calles se nublaron – Se perdieron en la sombra – Del remordimiento que ahora te hace caer”. Anuncia también Álvaro Henríquez, en el MTV Unplugged de Los Tres en 1996, que esta canción está dirigida a la abolición del servicio militar en Chile y el mundo. La frenética marcha de la batería resulta en un tema movido e interesante, que se posiciona sin duda como uno de los temas con mayor contenido del disco en términos líricos. Todo acaba a los tres minutos 40 segundos, dejando un gusto reflexivo pero satisfactorio por la indudable calidad que expone la agrupación.

Los Tres en Jamaica, un “viaje” evitable

Seguido de la magna obra que es La Primera Vez, nos encontramos con, posiblemente, una de las composiciones menos convincentes de la banda. Sin querer faltarle el respeto a Los Tres, En Jamaica es una canción que uno quiere que se acabe. No porque sea especialmente mala, de hecho incluye un breve pero destacable solo de contrabajo, sino porque todos los temas que la rodean están un escalafón más arriba. Este intento de reggae no junta ni pega, quizá por la percusión apresurada que es en total contradicción con los ritmos relajados y minimalistas que distinguen al género jamaiquino.

A continuación, Un Amor Violento, uno de los mayores clásicos del cuarteto. Una canción que ha acompañado a más de un romance escabroso en Chile y el mundo entero. Destaca por su calma impronta y un suave volumen, desembocando en una experiencia emotiva y que te deja pensando.

¿Debería dedicar esta canción, o usarla como guía para todo lo contrario a lo que debo hacer para tener una relación sana? Es que sí, pareciera ser que gastar toda la vida para comprar la de otra persona no es muy aconsejable en términos de salud mental. Dejando tal hipérbole de lado, este tema no deja de ser un clásico de clásicos, y seguirá sonando en las radios chilenas como una oda al amor de pareja.

En contraste con la anterior canción, Amores Incompletos trata de una temática diametralmente distinta. Si Un Amor Violento es dedicada al clásico e idealizado amor de pareja, Amores Incompletos está dedicada a todas aquellas relaciones que pensamos y ensayamos en nuestras cabezas, pero nunca llegaron a consumarse.

Solucionando “Amores incompletos”

Un ritmo pausado, con un contrabajo destacable y una letra que más que reflexionar, te hace querer retroceder el tiempo y hacer las cosas distintas, a ver si esta vez sale bien aquella relación que, por alguna extraña razón, nació muerta. Le sumamos a esa emotividad un solo de Ángel Parra digno de los más estridentes rockeros de los años 70 y resulta un tema que ilustra perfectamente el fracaso amoroso, el soundtrack de una película romántica que en vez de terminar en un enorme matrimonio, se desinfla como un neumático pinchado y te deja a la deriva con, efectivamente, un amor incompleto.

Tras la nostálgica y reflexiva Amores Incompletos, nos encontramos con uno de los mayores hits de la agrupación. He Barrido el Sol es lo que pasa cuando un grupo que posee cantidades industriales de talento se propone hacer una polka o ranchera. A pesar de su índole alegre y festiva, He Barrido el Sol trata sobre un engaño amoroso. O así lo entiendo yo: “No es tan fácil ser feliz – Cuando opacaste el barniz – Que pintaste verde, azul y gris – Que quitaste a espaldas de mí”… ¿Alguna duda? Interpretaciones de lado, este tema es perfecto para cerrar esta obra maestra de Los Tres: movido, emotivo, entretenido, en fin, todo lo que esta tremenda banda es capaz de ofrecer.

A fin de cuentas, el debut de Los Tres es el inicio de una carrera musical que es de las mejores del país. Una mezcolanza de géneros que se entrecruzan con el talento que poseen cada uno de sus integrantes. Un disco imperdible, de esos que de principio a fin te dejan enganchado y te dejan deseando más. El perfecto antecedente para una banda que tiene material de sobra.

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