Alrededor de cuatro meses antes de que se acabara el siglo XX, cuatro amigos por nombre de Molotov desataron el Apocalypshit en Latinoamérica y el mundo. Y qué mejor para cerrar el siglo que nos entregó la guitarra eléctrica y engendró al rock and roll que un disco saturado de riffs pesados entremezclados con la mayor novedad de los ‘80s y ‘90s: el rap.

Apocalypshit (1999) son 13 canciones que confirman la originalidad de la agrupación procedente de Ciudad de México. Desde «Let It Roll» una canción con una impronta indudablemente gringa- a «El Mundo», que introduce sonidos latinos y tropicales, este álbum es un testamento a la interminable lista de estilos e influencias que movilizan a los integrantes de esta ya legendaria banda.

¡No manches!, es el apocalipsis

De apertura, la poderosa y metalera «No Manches Mi Vida», canción que representa perfectamente lo que es el rap metal, uno de los géneros predilectos de la banda. Lo novedoso que trae Molotov en este ámbito es un estilo de rapeo propio y diverso debido a que todos los miembros de la banda hacen de vocalistas, acompañado de una agresividad tan notable que difícilmente podrás evitar mover la cabeza al son de la pesadez.

El Apocalypshit continúa con «Karmara». Este tema ya se adentra derechamente en el rap rock, con una línea de bajo que guía la canción y explota en un coro denso, mientras el rapeo se estructura en las habilidades bilingües de los integrantes. Polkas Palabras empieza con una intro de bajo que recuerda al comienzo de «N.I.B.» de Black Sabbath. Sin embargo, pero termina siendo otra cosa, algo así como lo que haría Control Machete con una pista más rockera.

«Step Off» continúa en la línea del Molotov más rapero. Sigue, a grandes rasgos, la estructura de las canciones pasadas, con un verso más calmado y rapeado para llegar a un coro pesado que hasta RATM envidiaría, complementado con una letra agresiva: “You better step off before you get stepped on!”. Aquí rapea el que es normalmente el baterista de la banda, Randy, y sorprende con un estilo a lo Snoop Dogg.

Rap rock y humor, la receta predilecta de Molotov

La canción titular es todo lo que uno se imagina. Con «Apocalypshit» me di cuenta que en este grupo hay dos bajos: parte con un riff frenético que originalmente interpreté como una guitarra (era un bajo), un bajo armónico que acompaña y sonidos de guitarra de la escuela de Tom Morello, que constituyen el lienzo donde Molotov pinta un paisaje apocalíptico con un rapeo agresivo y un coro destacable que difícilmente se puede plasmar a través de la escritura. «Apocalypshit» es el apocalipsis según Molotov, y si el término del mundo se parece en algo a lo que plasma el conjunto, sería bastante entretenido.

«Ñero» continúa el esquema del rap rock pero agregando un ingrediente más: el punk rock. Verso rapeado, coro pesado, más un bridge evidentemente punki. Nada demasiado novedoso considerando los temas anteriores. De la siguiente canción cualquier beatmaker debería aprender que se puede samplear lo que uno quiera. «Kuleka’s Choice» se construye en base a un conjunto de sonidos que hace Tito Fuentes y que no tienen sentido en absoluto por sí solos. Aún así, terminan por ser la columna vertebral de la canción. Quizá una de las composiciones que no van a convencer a los fanáticos más rockeros pero que si llamará la atención de los orientados al hip-hop.

Molotov es un conjunto que incorpora el humor activamente en la mayoría -si no en todas- de sus canciones. Siguiendo esta línea, «Rastaman-dita» es de las canciones más juguetonas de la banda, con un coro de doble sentido: “Cada vez que te miro se me para – Cada vez que te miro se me para – ¡Mi Corazón! – ¡Se me para!”. Un tema con una vibra tirada hacia la cumbia y a la percusión tropical, que podría pasar desapercibida en una playlist más orientada a lo fiestero. 

Un aterrizaje más blando que el despegue

«Parásito» es otra canción que cabe derechamente en el rap rock en vez del rap metal. Esta vez, los mexicanos nos sorprenden con un contrabajo reminiscente del rap de la costa este. Agregan un coro rockero pero más liviano que los de «Apocalypshit» y «No Manches Mi Vida». Para complementar esta experiencia, la canción cuenta con su propio video musical que ilustra la vida y peripecias del alcohólico y drogadicto parásito.

Una de las canciones que testifican la capacidad de esta excelente agrupación para variar en sus composiciones es «Undertow». Cuenta con la presencia de una relajante guitarra acústica, una bella marimba tropical y es un tanto más pausada que las otras canciones del disco. Un respiro que se agradece en medio de la intensidad que caracteriza a la banda. Sigue «Exorsimio», un tema estridente que se percibe como relleno por la pista poco trabajada que sirve como fondo a un rapeo igualmente estridente. Uno de los pocos temas que me salto de este disco cuando empieza.

El cierre se compone de «Let It Roll» y «El Mundo». La primera, como se mencionó antes, tiene un aire más gringo. Quizá incluso intencionado hacia lo country y el blues, un sonido diferente que se agradece a estas alturas del disco y que de igual manera integra una letra rapeada. «El Mundo» tiene una esencia, musicalmente hablando, más bien distinta a lo que hemos escuchado a lo largo del álbum. Aunque de igual manera trata con la temática del apocalipsis (“El mundo se va a acabar – Si un día me has de querer – Te debes de apresurar”), el coro es el que podríamos encontrar en una canción de Rubén Blades. Por otra parte, la letra atiende la crisis climática y sugiere aprovechar mientras podamos seguir vivos.

¿Qué es la identidad? Lo que tiene Molotov

Muchas bandas nunca consiguen ir más allá que ser la banda imitación de otra. Solo por dar un ejemplo, Greta Van Fleet nunca ha podido escapar de ser la “copia” de Led Zeppelin, destinados a tener una identidad que emula la que originalmente tenían otros. Y por mucho que Molotov se inspire en los sonidos que Red Hot Chili Peppers, Rage Against the Machine o Limp Bizkit llevaron a la fama, es innegable que tienen un giro marcadamente distinto en cuanto a lo que plasman en su música, un sonido propio y mexicano.

Una impronta evidentemente latina, letras fundadas en la protesta social o el doble sentido -o ambas-, y una versatilidad impresionante en cuanto a los géneros que pueden abarcar y utilizar efectivamente. Eso compone la identidad musical de Molotov, y no se la copiaron a nadie. La banda ya regresó al estudio y prepara un nuevo álbum.

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