El tercer álbum de la banda mexicana es único, con una mezcla de sonidos difícil de describir. Se trata de un rock con tintes electrónicos que lleva a los oyentes a otras dimensiones. Marca una total diferencia con los trabajos anteriores que se en englobaron en “Zoé” y “Roncalover”. Memo Rex Commander y el Corazón Atómico de la Vía Láctea marcó profundamente la historia de la banda, pues desde su lanzamiento el 12 de julio del 2006, comenzaron a consolidarse como referentes del rock latino.

Memo Rex es un disco que cae dentro de lo psicodélico, una faceta que aquí Zoé exploró más que en cualquier otro momento. Y el sonido pulcro también se destaca, ya que sonaba mucho más adelantado que lo que otras bandas entregaban en ese momento. Además el disco tiene un aspecto que no deja de ser menor, pues aquí si podemos notar claramente lo que dice León Larregui en las letras, algo que en otras entregas costaba seguir.

No vale la pena hablar de singles en particular porque simplemente son todos buenos. Pero a buenas y primeras sobresalen “Vía Lactia”, “Vinyl”, “Nunca” y “The Room”. Eso sí al reescucharlo seguramente te llamarán la atención otros temas.

El álbum es relevante a decir basta para León y compañía, no solo porque les otorgó una nominación a los Grammy Latino en la categoría de Mejor disco de rock alternativo. Algo que demuestra lo especial de Memo Rex es que en el MTV Unplugged que la banda haría en 2011, incluyeron “Paula”, “No me destruyas”, “Via Lactia” y “Nunca”.

Parte relevante del producto final fue Phill Vinall, un destacado productor inglés que ya había trabajado con íconos del calibre de Placebo. Phill dejó su sello para llevar a los mexicanos a otra dimensión.

Cuando se acabe la cuarentena y vuelvan las fiestas, ponerle play a Memo Rex tiene que ser una acción obligada.

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