El año fue raro para todos, pero especialmente para la música. Ante la crisis sanitaria global, la industria mostró una preocupante falta de reacción, algo que se sumó a artistas que trataron de subsistir con métodos absurdos. Pero no todo fue tan negro. Dentro de la oscuridad aparecieron ciertas luces que vale la pena destacar.
LO BUENO
El rock femenino apareció con una fuerza maravillosa y se posiciona como nuestro elemento de mayor potencia de cara al futuro. Bandas como Eruca Sativa, Hello Seahorse! (encabezada por Denisse Gutiérrez) y solistas como Julieta Venegas, Zoe Gotusso, Daniela Spalla, Nathy Peluso, Natalia Lafourcade, Cami y Barbi Recanati, solo por nombrar algunas, sostienen la tesis que la renovación del rock latino será protagonizada por ellas.
También hubo bandas que siguieron con el sendero de la buena música y que no dejan de agrandar su leyenda. Ejemplo de lo anterior es Zoé, que este año lanzó cuatro temazos como “SKR”, “Fiebre”, “Karmadame” y “El duelo”, canciones que serán parte de su próximo álbum “Sonidos de Karmática Resonancia”. Algo similar ocurre con tipos como Fito Páez, que se mantienen como una estrella alucinante.
Otro elemento positivo fue el estreno de la serie “Rompan Todo” en Netflix la que, con polémicas más o polémicas menos, estuvo a la altura de las circunstancias y refrendó, de nuevo, que el rock latino está más vivo que nunca y que continúa despertando un interés infinito en la comunidad.
Lo último que vale la pena subrayar fue el MTV Unplugged de Fobia, banda que gracias a sus tres décadas de carrera pudo hacer un desenchufado maravilloso que involucró los grandes temas de su trayectoria, como “Vivo” y “El microbito”.
LO MALO
Tronic. La banda chilena regresó con un nuevo disco tras cinco años, que se denominó “With música es mejor”. La expectación respecto al trabajo fue gigante, pero la decepción terminó comiéndosela. Nada nuevo, canciones que parecieron copiar viejos clásicos, letras desafiantes pero básicas. En definitiva ninguna sorpresa. Un disco del montón que estuvo lejos de satisfacer el paladar de la gente.
Los Premios Latin Grammy nuevamente fueron un desastre. Pareciera ser que los expertos nominan álbumes y canciones con los ojos cerrados y las orejas escuchando cualquier cosa. Canciones dentro de categorías en las que no cuajaban y otros que fueron nominados sin ningún motivo de peso. La ceremonia tuvo poco para destacar, por no decir nada.
PXNDX también tiene que ser metido en el saco de lo malo. La banda está separada hace unos cuantos años, pero quisieron devolver el cariño a la gente con una serie de cosas. Primero con entrevistas a los integrantes de la agrupación y luego soltando viejos materiales que hasta el minuto eran inéditos. Sin embargo terminó siendo terrible porque su máximo líder, José Madero, no se dignó a participar ni a explicar su ausencia y solo expresó en una entrevista online “que pasaron cosas que no le corresponden decir”. Sobre los videos inéditos, ni siquiera están bien grabados. Todo horrible.
LO FEO
La inaptitud de la industria musical frente a un escenario tan gris. Los conciertos por streaming, como era previsible, estuvieron lejos de ser una alternativa que guste a la gente. Si ya hay una serie de conciertos para ver GRATIS y BIEN en YouTube ¿Por qué como fanático debo pagar una entrada por eso? La interrogante tiene una respuesta aún más obvia si decimos que la mayoría de esos conciertos son subidos tras un par de días.
Pero hubo gente que se animó a comprar sus tickets, pero de seguro se arrepintieron. Marcados por problemas técnicos y artistas que no se la jugaron por un formato entretenido (salvo honrosas excepciones) la experiencia se vio bañada por la mediocridad.
Luego algunos quisieron acelerar las cosas y volver rápido al formato en vivo con recitales con sana distancia o autoconciertos. Incluso con festivales. ¿El resultado? Nefasto. Gran parte de esos shows fueron “suspendidos hasta nuevo aviso”.
Por si fuera poco existieron bandas y solistas que no solo cobraron bastante caro por espectáculos online, sino que exigían un dinero extra a cada fan para que participaran de un Meet & Greet con el fin de compartir y responderle preguntas. Cobrar por hablar, insólito y de una bajeza apabullante. Salim Vera, líder de la excelente banda peruana Líbido, fue más allá y cobró dinero por saludos personalizados. ¿Dónde quedó el pudor y la vergüenza?.
En definitiva un año más malo que bueno con pocas cosas que destacar. Veremos el camino que nos depara el 2021. La vara quedó baja y superarla no requiera de un esfuerzo superlativo.
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