Robert Rodríguez, músico peruano nacido en Arequipa el 3 de septiembre de 1965, tuvo un papel clave en la historia de Los Prisioneros, una de las bandas más influyentes del rock latino. Su paso por el grupo no solo le permitió aportar su talento como multiinstrumentista, sino que también simbolizó una unión cultural entre Chile y Perú, reflejada en la icónica canción “Tren al Sur”.
Desde temprana edad, Rodríguez mostró una gran pasión por la música. Su camino lo llevó a estudiar en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, donde conoció a figuras clave de la escena chilena, como Jorge González y Carlos Fonseca. En 1988, formó parte de Banda 69, una agrupación que, con el apoyo de González, lanzó su primer álbum homónimo con canciones como “Fantasías sexuales”.
En 1990, tras la salida de Claudio Narea, Los Prisioneros buscaban un músico que los acompañara en la gira de su álbum “Corazones”. Rodríguez, con su habilidad en el bajo, la guitarra y los teclados, fue el elegido para unirse a la banda, siendo pieza fundamental en sus presentaciones en vivo.
Unión entre Chile y Perú con “Tren al Sur”
Durante su tiempo con Los Prisioneros, Robert Rodríguez participó en importantes momentos de la banda, como su presentación en el XXXII Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar en 1991. Además, fue parte de la gira que los llevó a distintos países de Latinoamérica.
En este contexto, surge el simbolismo de “Tren al Sur”, una de las canciones más emblemáticas del grupo. La presencia de un músico peruano en Los Prisioneros reflejaba la hermandad entre ambos países, especialmente considerando que la banda tenía una gran base de seguidores en Perú. La canción, que habla de un viaje a través de los paisajes del sur, se convirtió en un himno que traspasó fronteras.
Después de Los Prisioneros: Jardín Secreto y Banda 69
Tras la disolución de la banda en 1992, Rodríguez continuó su camino musical con Jardín Secreto, el proyecto de Miguel Tapia y Cecilia Aguayo. También retomó Banda 69, con la que en 2010 lanzó el álbum “Pasiones”, destacando temas como “Pasiones prohibidas” y “Aceptar”.
Aunque compartieron una etapa importante en la banda, Robert Rodríguez y Jorge González no mantuvieron contacto después de la disolución de Los Prisioneros. Sin embargo, su paso por la banda dejó una marca imborrable en la historia del rock latinoamericano.
De todas maneras el paso de Rodríguez dejó huella debido a su innegable genialidad y calidad como músico.