Fito Páez, uno de los íconos más respetados del rock en español, volvió a alzar la voz, esta vez para defender el derecho a la libertad de expresión artística. En declaraciones recientes, el rosarino se refirió a la controversia que envuelve a los narcocorridos en México, rechazando la idea de censurarlos como una forma válida de combatir la violencia.
“Se llama narcocorrido, entonces ya está hablando por sí solo”, expresó el músico, enfatizando que el género es una narración de una experiencia social concreta. Para Fito, estos relatos musicales no son una incitación al delito, sino una forma de retratar realidades duras, especialmente en comunidades atravesadas por el narcotráfico y la violencia estructural.
“Es terrible que se ejerza la censura”, agregó con firmeza. En su opinión, limitar lo que pueden o no cantar los artistas no ataca las causas reales del problema. Por el contrario, sugiere que puede invisibilizar o maquillar situaciones que deberían ser debatidas abiertamente.
“Los estados son los que tienen que regular que eso no suceda”, sentenció Páez, apuntando a los gobiernos como los verdaderos responsables de erradicar la violencia y no a los músicos que la narran. La censura, en ese sentido, sería una solución superficial que deja intactas las raíces del conflicto.
“Los estados deben regular que eso no suceda para que esos ámbitos desaparezcan y no haya más muertos y no haya más tráfico de drogas y no exista la cantidad de anomalías que se generan a través de estas estructuras. Ahora, la culpa la tienen los cantantes. No funciona así”, expresó Fito Páez
El debate sobre los narcocorridos ha ganado protagonismo en los últimos meses en México, donde algunos gobiernos locales han prohibido su interpretación en conciertos públicos, bajo el argumento de que glorifican el crimen organizado. Sin embargo, artistas y defensores de la libertad creativa insisten en que se trata de una manifestación cultural legítima, con raíces profundas en el folclore popular.
Páez se suma así a otras voces que defienden el arte como un espejo de la sociedad, incluso cuando refleja sus zonas más oscuras. Lejos de idealizar el narcocorrido, lo reconoce como una consecuencia de un entorno, no como un motor del delito.
Con una carrera que supera las cuatro décadas, Fito Páez ha sido siempre una figura que no esquiva los temas políticos ni las discusiones culturales. Desde “Ciudad de pobres corazones” hasta “Al lado del camino”, ha abordado la violencia, la desigualdad y el rol del poder en Latinoamérica. Su intervención en este debate no hace más que reafirmar ese compromiso.
A sus 61 años, el rosarino sigue demostrando que su voz pesa, no solo en el escenario, sino también en los grandes debates sociales de la región. Y con esta declaración, vuelve a poner en discusión los límites de la censura, el rol del arte y la responsabilidad del Estado en contextos de violencia.