La historia de Los Saicos es una de esas joyas inesperadas de la música latinoamericana. Surgidos en Lima en 1964, este cuarteto formado por Erwin Flores, César “Papi” Castrillón, Pancho Guevara y Rolando Carpio rompió todos los moldes antes de que alguien usara siquiera la palabra “punk”. Con apenas un puñado de sencillos, dejaron una marca que décadas después sorprendería al mundo.

Su canción más icónica, “Demolición”, es una bomba de energía que hablaba de derribar estaciones de tren. No era protesta política, era puro espíritu gamberro, juvenil y libre. Y eso es lo que los convirtió en leyenda: no tenían un manifiesto punk, no buscaban destruir el sistema, simplemente hacían lo que les salía de las entrañas, con guitarras rasgadas, gritos y una batería frenética.

Entre 1965 y 1966 grabaron apenas seis sencillos, todos con un sonido crudo y adelantado a su tiempo. Canciones como “Fugitivo de Alcatraz”, “Ana” y “El entierro de los gatos” muestran un sentido del humor negro y una energía salvaje. Su éxito en Perú fue tal que llegaron a tener su propio programa de televisión, algo insólito para una banda tan provocadora.

El impacto internacional llegó mucho después. Como detalla El País, durante décadas estuvieron olvidados fuera de Perú, hasta que a comienzos de los 2000 fueron reivindicados por coleccionistas y músicos de todo el mundo. El redescubrimiento los llevó a reuniones esporádicas y al lanzamiento de compilaciones, pero hoy la banda ya no está en actividad. Sin embargo, su influencia permanece viva.

Analistas coinciden en que Los Saicos no fueron “punk” de manera consciente. Como explica Erwin Flores, “éramos salvajes, no rebeldes políticos”. Eso es justamente lo fascinante: inventaron el punk por instinto, no por ideología. Incluso Jon Savage, historiador del punk británico, reconoce que su música tenía elementos que prefiguraban lo que luego harían bandas como The Stooges o The Ramones.

Un dato sabroso es que el sonido de Los Saicos nació en parte por limitaciones técnicas: grababan en mono, con equipos básicos, lo que reforzaba esa aspereza que hoy se celebra como precursora. Además, sus letras simples, repetitivas y directas eran ideales para corear en fiestas, lo que los convirtió en héroes locales.

La vigencia de Los Saicos radica en que representan la autenticidad en su estado más puro. Sin buscarlo, demostraron que el rock no necesitaba pulirse para ser poderoso. Y quizás lo más punk de todo fue eso: nunca supieron que estaban haciendo historia.

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